El Papa Pío VII, quien gobernó la Iglesia Católica
entre 1800 y 1823, firmó con Napoleón Bonaparte un Concordato que parecía
garantizar la paz entre la
Iglesia y Francia en 1801. En 1804 fue a París para la coronación del nuevo emperador, pero sólo pudo ungirlo porque
Napoleón se impuso a sí mismo la Corona. Bien pronto las aspiraciones ambiciosas
de Napoleón entrarían en contraste con la influencia de la Iglesia. En 1806 el
Papa se negó a sumarse a la exigencia de Napoleón de bloquear a Inglaterra, lo
que condujo a una invasión francesa de los Estados Pontificios y puso en
prisión al anciano Papa de 77 años de edad, primero en Savona y luego en
Fontainebleau en 1809. En su cautiverio, situación ésta que le causó un gran
sufrimiento y deterioró bastante su salud, el Papa prometió a la Virgen que si recuperaba su
libertad y volvía a Roma, declararía ese día como solemne en honor de María
Auxilio de los cristianos. Bien pronto la suerte de Napoleón cambió y Pío VII
recuperó su libertad.
Llegó a
Roma el 24 de mayo de 1814 y cumplió su promesa. De este acontecimiento, viene
la tradición de la Solemnidad
de María Auxiliadora cada 24 de mayo. Así este año de 2014 se cumplen 200 años
de la proclamación de este día como Día de María Auxiliadora.
No hay comentarios:
Publicar un comentario